Al margen de la COP30, una favela de Belém lucha contra el olvido de la Amazonía urbana
En el zaguán de su casita maltrecha en la favela de Vila da Barca, en la amazónica Belém, una madre se refresca de un calor apabullante en una pequeña pileta de plástico junto a su hija.
La crisis climática se deja sentir en el barrio popular más emblemático de la ciudad, corazón urbano de la Amazonía brasileña y sede de la conferencia COP30 de la ONU que se abrió el lunes.
"El clima cambió mucho, hace un calor intenso desde las nueve de la mañana", dice otra vecina, Rosineide Santos, de 56 años, que llegó a esta favela de Belém hace dos décadas.
A pocos minutos del centro de negociaciones, los vecinos de esta favela de palafitos -casas construidas sobre pilotes a la vera del río- luchan contra el olvido de las ciudades amazónicas.
Aunque es sinónimo de selva, en la Amazonía brasileña más del 75% de sus 27 millones de habitantes vive en áreas urbanas, según datos oficiales.
En Belém, capital del estado de Pará, más de la mitad vive en favelas: récord entre las 27 capitales brasileñas.
Fundada hace un siglo por pescadores y pegada a la zona más cara de la ciudad, en la Vila viven unas 7.000 personas, la mayoría en la miseria. Sus casas de madera se alzan sobre fango, basura y escombros.
Preservar la mayor selva tropical del mundo es un objetivo central de esta COP, donde el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva promueve un fondo global de inversiones para premiar a países que luchen contra la deforestación.
"Pero nadie habla de proteger a quienes vivimos en la Amazonía urbana, ni se discute cómo la crisis climática afecta a nuestros territorios más vulnerables", dice a la AFP Gerson Bruno, un líder comunitario de 35 años y presidente de la asociación de vecinos.
- Pelea por agua y cloacas -
La falta de saneamiento básico agrava el impacto de la crisis climática en las periferias.
En Vila da Barca, los vecinos encontraron en la COP un resquicio para arrancar obras elementales a las autoridades.
Resistieron a un proyecto para construir una estación de bombeo dentro de la Vila para el tratamiento de cloacas de una zona rica de Belém remodelada para la COP, sin beneficio para los palafitos.
La movilización en el barrio y en redes sociales llevó el caso a medios locales y alentó un debate sobre lo que algunos consideran racismo ambiental: mientras los barrios pudientes de la ciudad recibían millones en infraestructura, la mayoría de vecinos de sus favelas seguía como siempre.
Según Bruno, tras un comienzo "problemático", la presión vecinal logró el inicio de la construcción de una red cloacal para los palafitos y la instalación de una red eficiente de agua, demanda histórica del barrio.
Hasta meses antes de la COP, en muchas casas de la Vila las familias debían comprar bidones si querían bañarse o lavar la comida.
- "Vivir en tierra firme" -
La temperatura máxima de Belém aumentó 1,96 ºC entre 1970 y 2023, lo que incrementa "la vulnerabilidad a las olas de calor, los problemas de salud asociados y las presiones sobre la infraestructura", según un reciente estudio científico del Centro Universitario del Estado de Pará.
Belém es además una de las capitales con menos árboles de Brasil: una paradoja entre los millones de hectáreas de selva amazónica que la rodean.
El gobernador estatal Helder Barbalho reconoce que "la Amazonía urbana es un desafío muy importante, se necesitan más inversiones para balancear las soluciones para la selva y para las ciudades", según dijo a la AFP en un encuentro con la prensa.
En la puerta de su casa en la Vila, sobre una tambaleante pasarela de madera, la jubilada Elizabeth Campos Serra, de 67 años, pide salir de los palafitos: "Le diría a Lula que nos saque de aquí, me gustaría vivir en tierra firme".
T.Girard--PS