
Tayikistán, capital centroasiática del albaricoque, hace frente a la crisis climática

"Algunas tierras se convirtieron casi en desiertos", explica Uktam Kuziev, cultivador de albaricoques en Tayikistán. Este fruto, crucial para la economía nacional y reconocido en todo Asia Central, está amenazado por el cambio climático.
"Los albaricoqueros no fueron regados y se secaron", relata el agricultor.
Kuziev es uno de los aproximadamente 100.000 tayikos que participan en la cadena de producción del albaricoque.
Este fruto está "particularmente expuesto" al cambio climático, señala el Banco Mundial, debido al "aumento de las temperaturas, los cambios en los patrones de precipitaciones y una mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos".
Su cultivo está en peligro por la multiplicación de "inviernos suaves y heladas tardías" en la región norteña de Isfara, así como por el "riesgo creciente de escasez de agua", indicó la institución en un informe de 2024.
En su huerto de Ravot, en el extremo norte de Tayikistán -donde se entrelazan las fronteras con Uzbekistán y Kirguistán-, Kuziev extrae agua del río Isfara, intensamente utilizado por los tres países.
Si bien este agricultor de 72 años considera que el suministro de agua esta temporada es suficiente, aunque "como siempre" limitado, en el pasado sacrificó cultivos de trigo para "salvar los albaricoqueros".
En Tayikistán, donde crecen 10% de los albaricoques del mundo, esta fruta es considerada un producto "estratégico y un recurso económico vital", según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).
- La ciruela pasa, nueva alternativa -
En este país, donde 93% del territorio es montañoso, la mayoría de los albaricoqueros se encuentran en oasis rodeados de tierras semiáridas cerca de Isfara, considerada la capital no oficial del albaricoque en Asia Central. Allí se alza un monumento de un albaricoque gigante.
Este cultivo es esencial para Tayikistán, uno de los principales exportadores mundiales de albaricoques secos, mercado dominado por Turquía, cuya cosecha de 2025 fue devastada por el frío.
"Cuando la temperatura sube o baja bruscamente no se obtiene la cosecha esperada", explica Makhmadjonov, subdirector de Isfara Food, importante productor de frutas secas.
Este empresario se abastece en los mercados de la región de Isfara, donde pequeños agricultores venden algunos sacos de albaricoques para sobrevivir.
"La lluvia afecta la cosecha. Nuestros albaricoques tienen pelusa o manchas, lo que reduce mucho su valor", cuenta Muborak Isoeva, una vendedora.
Las lluvias tempranas ni siquiera sirven para enfrentar el verano debido a la falta de infraestructura de almacenamiento y se filtran con dificultad en los suelos tayikos, extremadamente degradados, destruyendo la capa absorbente.
Y este trastorno estacional se acelera.
Antes "la gente no conocía las heladas, pero en los últimos veinte años los árboles se congelaron cinco o seis veces, durante o justo después de la floración", explica Bakhtior Djalilov, especialista agrícola de la alcaldía de Isfara.
Frente a este desajuste climático, los productores tienen que adaptarse.
La alcaldía de Isfara "renovó en cinco años 1.500 hectáreas de huertos de bajo rendimiento para mejorar la productividad y se plantaron huertos intensivos con albaricoques aptos para consumo en fresco y seco", relata Djalilov.
Isfara Food encontró una alternativa: la ciruela pasa. "A diferencia del albaricoque, la ciruela florece un poco más tarde y resiste mejor el calor y el frío. Cuando la cosecha de albaricoques es mala podemos exportar ciruelas", explica Makhmadjonov.
"Frente al cambio climático decidimos utilizar tierras en barbecho secas, perforando pozos", añade. También instalaron un sistema de riego por goteo, más eficiente en el uso del agua.
Pero para los pequeños productores como Isoeva y Kuziev, que están probando variedades más resistentes, la mayoría de las soluciones —como el riego por goteo, el uso de humo para calentar el aire o el riego invernal— son difíciles de implementar, según el Banco Mundial.
En el país más pobre de la antigua Unión Soviética, donde el salario mensual promedio ronda los 257 dólares, estas opciones son financieramente o técnicamente inaccesibles. Además, el aumento del 150% en el precio del agua en 2024 se siente con dureza.
E.Robert--PS