
Las finanzas de Hezbolá resisten un año después de la guerra con Israel

Un año después de que una guerra con Israel asestara duros golpes a Hezbolá en Líbano, el movimiento respaldado por Irán sigue pagando a sus combatientes y financiando sus numerosos servicios sociales.
El asesinato de su líder Hasán Nasralá en un ataque israelí el 27 de septiembre del año pasado dejó al grupo chiíta tambaleando, pero su unión se ha preservado bajo el mando de su sucesor, Naim Qasem.
A medida que el grupo se enfrenta a una presión cada vez mayor para que deponga las armas, Estados Unidos también ha tratado de paralizar sus finanzas.
El enviado estadounidense Tom Barrack afirmó que Hezbolá ha estado recibiendo "60 millones de dólares al mes" desde el alto el fuego de noviembre.
AFP habló con varios miembros de Hezbolá y beneficiarios de sus ayudas, quienes afirmaron que la organización está cumpliendo con sus compromisos financieros. Todos ellos solicitaron el anonimato dada la delicadeza del tema.
Sus combatientes siguen recibiendo sueldos mensuales en efectivo de entre 500 y 700 dólares, muy por encima del salario mínimo de Líbano, que es de 312 dólares.
Las familias de los "mártires" de Hezbolá aún cuentan con sus subsidios que cubren el alquiler y otras necesidades básicas, mientras que la amplia red de escuelas, hospitales y organizaciones benéficas del grupo lo convierte en "uno de los mayores empleadores de Líbano", según el investigador y experto en ese movimiento Joseph Daher.
Hezbolá está "sin duda bajo presión política y económica", afirmó, aunque es difícil evaluar la profundidad del impacto.
- Reconstrucción y vigilancia -
Una fuente de Hezbolá afirmó que, desde el alto el fuego, el grupo ha proporcionado alrededor de mil millones de dólares a 50.000 familias afectadas por la última guerra.
La AFP no pudo verificar esas cifras de forma independiente.
A diferencia de lo ocurrido tras el conflicto de 2006, cuando Hezbolá encabezó la reconstrucción del sur, el actual líder, Qasem, insistió en que el Estado debe financiar las obras, que aún no han comenzado.
Desde la formación de un nuevo gobierno respaldado por Occidente este año y el declive del dominio político de Hezbolá, Beirut endureció el control de las transacciones financieras del grupo.
La caída en diciembre del antiguo aliado sirio Bashar al Asad también interrumpió las rutas de suministro y los flujos de efectivo procedentes de Irán.
Las autoridades intensificaron la vigilancia del dinero que entra en Líbano, especialmente desde territorio iraní, y el banco central prohibió todas las transacciones con Al Qard al Hasan, una institución financiera vinculada a Hezbolá.
Israel bombardeó las sucursales de esa empresa durante los dos meses de guerra del año pasado que devastaron los bastiones de Hezbolá en el sur y el este de Líbano y en los suburbios del sur de Beirut.
Una clienta de la compañía, que ofrece créditos a cambio de oro y ha sido un salvavidas para los miembros de la comunidad musulmana chiíta de Hezbolá, dijo que "el miedo se apoderó" de ella por la posibilidad de perder su garantía en el metal precioso durante la represión.
Sin embargo, pudo recuperarlo después de pagar su préstamo.
- Flujo de efectivo -
Expertos afirman que Hezbolá depende de una red de empresas y empresarios, así como de los fajos de billetes que llegan del extranjero.
Líbano suspendió los vuelos procedentes de Irán en febrero, cortando una ruta.
Una fuente de seguridad también informó de registros más estrictos a los pasajeros que llegan de Irak y otros países que sirven de conductos para Hezbolá.
Estados Unidos acusa al grupo proiraní de recaudar fondos a través de negocios globales, tráfico de drogas e incluso "diamantes de sangre" de África.
"La comunidad internacional se ha dado cuenta de que Hezbolá prospera en una economía débil, inestable y basada en el efectivo", explicó a la AFP Sami Zoughaib, investigador de Policy Initiative, un grupo de expertos con sede en Beirut.
El efectivo ha sido el rey en Líbano desde que comenzó el colapso económico en 2019.
R.Fournier--PS